El arqueólogo británico Howard Carter quedó maravillado, en 1922, ante la impresionante riqueza y belleza del tesoro de la tumba del faraón Tutankamón, que murió siendo joven. La tumba estaba intacta y se había salvado del saqueo de los buscadores y los profanadores de tumbas. Con ello, se encontraba un testimonio intacto del pasado, después de haber transcurrido 3.267 años desde la muerte del faraón. Estaba en condiciones de reconstruir el pasado, a partir de la momia del faraón, de los distintos objetos de las cuatro cámaras y de las pinturas y las leyendas de las apredes, escritas en caracteres jeroglíficos.Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamon en 1922, en el Valle de los Reyes. La exploración completa de la tumba duró varios años. En ese tiempo, se accedió a la cámara sepulcral del faraón, que fue hallada intacta (a salvo de las incursiones de los saqueadores de tumbas), y dentro de ella se encontró el sarcófago que contenía la momia de Tutankamon, protegido por otros tres sarcófagos, encajados sucesivamente uno dentro de otro. El ajuar de la tumba proporcionó 5 398 objetos que aún no han sido estudiados en su totalidad.
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